La XXI. Conferencia EuFRES se centró en el tema de la resiliencia y la esperanza cristianas en relación con la enseñanza de la Educación Religiosa Escolar (ERE) en las escuelas. Fue el tema de estudio tanto de las ponencias de los expertos invitados como de los informes de las experiencias de los participantes de 9 países.
Nuestra vida se caracteriza por diversas crisis. Después de la crisis del Coronavirus, son sobre todo las guerras, pero también la crisis climática y la crisis económica. Los jóvenes tienen miedo de su futuro. El problema es también el creciente grupo de jóvenes con necesidades educativas especiales. La simultaneidad de los retos mencionados parece insuperable, tanto para los jóvenes como para los profesores. Sin embargo, los obstáculos deben percibirse como oportunidades.
Por lo tanto, la capacidad de gestionar las crisis con eficacia es crucial. En este contexto, la ERE es una importante fuente de inspiración para superar las dificultades actuales. La resiliencia, entendida como una firme voluntad de hacer el bien y soportar la adversidad, es también la capacidad de una persona para adaptarse creativamente a los tiempos modernos manteniendo su identidad y su sistema de valores aceptados. La educación religiosa, basada en los valores cristianos y en una visión personalista de la humanidad, puede contribuir significativamente en este sentido. Puede dar a los alumnos importantes impulsos para el desarrollo personal y la competencia social.
¿Cómo debe responder una enseñanza moderna de la religión católica a las crisis de nuestro tiempo? ¿Puede ser la religión una fuente de resiliencia? ¿Puede la educación religiosa ayudarnos a salir de la crisis?
En su discurso, el profesor Zbigniew Formella presentó las condiciones generales de nuestro tiempo y sus influencias psicológicas en los jóvenes. Por un lado, están los temores derivados de la pandemia de coronavirus y las incertidumbres de la guerra. Por otro lado, los jóvenes tienen miedo a perderse algo. Esto también se refiere al miedo a no poder participar en las experiencias de los demás. Esto se traduce en un deseo persistente de estar en contacto permanente con otras personas a través de los medios sociales. Para concluir su intervención, el profesor Formella subrayó que la educación es un proceso de cambio tanto individual como social. Por ello, la situación social de los jóvenes debe incluirse regularmente en los programas educativos.